Introducción

En el nombre de Al-lah, el Misericordioso, el Clemente. Alabado sea Al-lah, Señor del universo; y que la paz y las bendiciones sean con Muhammad, con su familia y con todos sus Compañeros.

Ya que vamos a hablar sobre el romanticismo islámico, el romanticismo de Muhammad será el tema central de nuestra exposición; aquel que fue el Mensajero de Al-lah y fue enviado a toda la humanidad para enseñarles la ley de Al-lah y para que adoptasen sus modales. Él, pues, es el modelo a seguir para los musulmanes, quienes deben tomar el ejemplo de su Sunna, llevando a la práctica las órdenes de Al-lah –ensalzado sea– cuando dijo: “En el Mensajero de Al-lah hay un bello ejemplo para quienes tienen esperanza en Al-lah, [anhelan ser recompensados] en el Día del Juicio y recuerdan frecuentemente a Al-lah” (sura Los coaligados: 21).

Y dado que él fue un transmisor por parte de Al-lah de ello, no se les escapó a los musulmanes ningún asunto relacionado con su vida –grande o pequeño, particular o general– que no fuese conocido y notorio entre ellos; transmitido de generación a generación, al representar sus palabras, sus actos y sus acciones, preceptos y legislación, con los que el musulmán conoce su religión, misma que lo hace alcanzar el amor de Al-lah, Su complacencia y Su Paraíso. Dice Al-lah –ensalzado sea–: “Di: ‘Si verdaderamente aman a Al-lah, ¡síganme!, que Al-lah los amará y perdonará sus pecados’” (sura La familia de Imran: 31).

La base del Islam es el amor, aquel que te hace obedecer a tu amado, llevar a cabo Sus órdenes, abstenerte de transgredir Sus prohibiciones y que intentes –en medida de tus capacidades– aproximarte a Él realizando aquello que Él ama y alejándote de todo cuanto Él detesta u odia. El amor más grande y más noble es el amor a Al-lah –ensalzado sea–, y con él se completa la orientación de la actitud del musulmán, se deshace de su egoísmo, se eleva con sus sentimientos y se ensalza. Entonces es cuando entrega amor, misericordia y cariño a las criaturas de Al-lah sin esperar por parte de ellos compensación alguna. Es así como se desprende del amor al egoísmo, basado únicamente en interés y beneficio propio.

Después, se encuentra el amor al Mensajero –la paz y las bendiciones sean con él –, un amor puro que debe anteponerse al amor a uno mismo, al dinero y a los hijos; un amor que es, en sí mismo, causa de la Guía hacia Al-lah y a Su religión verdadera, aquella que Al-lah ha constituido como salvación del fuego y entrada en el Paraíso para todo aquel que la siga. Por tanto, se merece esta sublime posición y este elevado nivel. Esta es la posición de la servidumbre, el sometimiento y la obediencia a Al-lah. Dice Al-lah –ensalzado sea–: “Diles [¡oh, Muhammad!]: “Si sus padres, hijos, hermanos, cónyuges y familiares, los bienes materiales que hayan adquirido, los negocios que teman perder, y las propiedades que posean y les agraden, son más amados para ustedes que Al-lah, Su Mensajero y la lucha por Su causa, esperen que les sobrevenga el castigo de Al-lah [que pronto llegará]. Al-lah no guía a los corruptos” (sura El arrepentimiento: 24). Quien crea que el Islam es una religión severa y rigorista se equivoca. Lo correcto es que el Islam es una religión global, es decir, que no ha dejado elemento –por pequeño o grande que fuese– de la vida del musulmán, ya sea a nivel material o espiritual, sin orientarlo correctamente y disponerlo en el lugar apropiado. El Islam no es únicamente una religión de creencias, de preceptos y de modales, sino que es también es un concepto romántico de la religión en su sentido islámico más amplio, representado en el amor, el cariño, la misericordia, la compasión, las buenas obras, los buenos sentimientos, la elevada moral y el trato sublime con todas las criaturas que viven en torno al ser humano en este mundo. No se trata de un romanticismo limitado a una sola perspectiva representada entre el hombre y la mujer a través de un trato de acción o de palabra. No es propio del romanticismo islámico tener buenos modales con aquella persona que amas y tener malos modales con el resto de personas. Por ello, vamos a mencionar algunas de las cualidades y modales islámicos románticos hasta que quede claro el concepto de amor y romance en el Islam con todo lo que esto implica para el musulmán.

El musulmán romántico

El musulmán romántico : El musulmán romántico es aquel en quien la gente encuentra seguridad total respecto a sus propias personas, sus riquezas y su honor, en base a lo que dijo el Mensajero de Al-lah –la paz y las bendiciones sean con él–: “El verdadero creyente es aquel que no perjudica ni los bienes ni las personas de los demás, ni con sus palabras ni con sus acciones”.

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Esto es el Islam

Esto es el Islam : Esto es el Islam: amor para todo cuanto Dios ha creado conforme a Sus órdenes. El ser humano, que mantiene vivo su cuerpo a base de comida y bebida, del mismo modo mantiene vivo su espíritu con la religión que eleva su vida al mundo de la virtud y lo aleja del mundo de los bajos instintos y los deseos, educa sus sentimientos y afina ...

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Consejo de un padre musulmán a su hijo en el día de su boda

La armonía del romanticismo, las buenas relaciones, la bondad y la tolerancia mutua es el método que el verdadero musulmán sigue, aplica, practica en su actuar y promueve, en cumplimiento de los mandatos de Al-lah. El Imam Ahmad Ibn Hanbal, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, aconsejó a su hijo el día en que se casó, enseñándole los derechos de su esposa sobre él, diciéndole: “¡Hijo mío! No obtendrás la felicidad en tu hogar sino con diez cualidades que debes conceder a tu esposa. ¡Obsérvalas y esfuérzate en practicarlas!”.